jueves, 20 de noviembre de 2014

Es posible hacer las cosas de otra manera

"La realidad social y cultural se refleja en las instituciones educativas y cada vez es mas manifiesta la complejidad del contexto escolar actual, por lo que se hace evidente y necesario optar por una educación abierta, "en y para la diversidad", poniendo de manifiesto un pensamiento con relieve multidimensional, que contemple las diferencias aceptando y valorizando la heterogeneidad de los niños/as y de los docentes.

Institucionalmente la diversidad está orientada a la valoración y aceptación de todo el alumnado y al reconocimiento de que todos y todas pueden aprender desde sus diferencias y la diversidad social.

Reconociendo que las prácticas áulicas son complejas, colmadas de obstáculos que se acentúan en las relaciones ínter e intra institucionales; se plantea la necesidad de superar el paradigma de la simplicidad en la Educación Inicial (donde hay un problema y se atiende desde el sentido común, apuntando al practicismo mas que a otra cosa), asumiendo el paradigma de la complejidad en el hacer educativo cotidiano.

Debemos destacar que no hay - o al menos no debería haber- una institución educativa homogénea y uniforme y que la diversidad implica complejidad. Pero esto no significa de modo alguno, la fragmentación del saber. Por eso comprender la diversidad implica buscar diferentes alternativas para abordarla, que se traduzcan en un esbozo teórico pero que avance en actuaciones concretas.

La diversidad está dada por múltiples factores, pero no solamente por los niños y niñas con capacidades educativas especiales, sino también se contemplan las diferencias étnicas y multiculturales de un país. En el común de los casos la diversidad tiene sus bases en las diferencias culturales cada vez más acentuadas dentro de una misma sociedad o comunidad.

Un aspecto importante a considerar es el "reduccionismo" con el cual se suele tratar este tema, la diversidad no atiende a un solo aspecto del ser, no considera únicamente los problemas de aprendizaje que se reflejan en el aula y que en realidad son el manifiesto o síntoma de un problema aun mayor, que podrá focalizarse en una imagen personal desvalorizada, en carencias ambientales o en problemas en el terreno de la sociabilidad.

Atender solo un aspecto de la diversidad, no significa abordarla en su conjunto con deseos de superar la situación detectada, en la mayoría de los casos los problemas que los niños y niñas presentan no son irreversibles, y cuanto más temprana sea la intervención y más alta su calidad, los cambios serán más efectivos y permanentes.

Es necesario tomar en cuenta la diferencia individual, ofreciendo igualdad de oportunidades sobre la base de la atención individual que permite la educación personalizada que no es atender al niño o niña cuando tiene problemas sino darle a cada uno y a cada una lo que necesita.

Debe entenderse que la atención a la diversidad implica creer que cada ser es único y singular y que no se pretende que el niño/a se adapte" al modelo escolar y sus normas y reglas preestablecidas, sino mas bien, que la escuela busque alternativas que se basarán en la convivencia, la vivencia y un modelo educativo que tendrá como objetivo el respeto a la individualidad y el ritmo de cada uno.

Marco contextual.-

En Bolivia y tal vez más que en muchos otros países de la región, es manifiesta la carencia de datos sobre el tema de discapacidad. Estimaciones más intuitivas que científicas, indican que aproximadamente 10 por ciento de la población boliviana presenta algún tipo de discapacidad [1] y que en términos absolutos esta cifra estaría por el orden de las 800.000 personas. Curiosamente, el porcentaje estimado por la Confederación Nacional de Personas con Discapacidad (CNPD), coincide con el cálculo efectuado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la población mundial discapacitada.

La práctica estadística sobre la población discapacitada en Bolivia es muy escasa y reciente; se desarrolla mediante el registro médico en forma aislada y dispersa en cada una de las instituciones especializadas y encargadas de albergar y/o prestar servicios a la población discapacitada. Normalmente, estos registros no están estructurados o no tienen la finalidad de suministrar información estadística; están destinados al seguimiento médico de los pacientes y presentar informes periódicos de desempeño institucional.

Un rasgo común que caracteriza la captura de información sobre este tema, es el problema sociocultural de la población y los prejuicios sociales para reconocer la discapacidad como tal. En muchos casos el jefe(a) de hogar o persona que suministra datos suele esconder la existencia de una persona con alguna discapacidad, aún reconociendo este hecho, lo que ocasiona un omisión en la cuantificación del total de los casos reales.

Una percepción global sobre la generación, recolección y difusión de datos sobre la población discapacitada en Bolivia, sea mediante censos, encuestas o registros administrativos, induce a pensar que aún no existe un sistema estructurado, articulado y complementado que tenga el objetivo fundamental de centralizar, analizar y difundir información sobre este importante tema, que puede consistir en un “Sistema Nacional de Información de Personas con Discapacidad” (SNIPD).

Datos estadísticos.-

La encuesta Mejoramiento de las Condiciones de Vida MECOVI realizada en 2003 amplía los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística sobre el porcentaje de población con discapacidad.

Del total de personas con discapacidad, los que destacan por su importancia porcentual son las personas ciegas con 16 por ciento (128.000); las personas con problemas para caminar con 15 por ciento (120.000), seguido de las personas mudas con 12 por ciento (96.000); las personas que no tienen un ojo con 11 por ciento del total. Cerca del 10 por ciento (80.000) fueron identificados con sordera, el 7 por ciento (56.000) como personas con problemas neurológicos y en igual proporción las personas sin mano. Finalmente, en porcentajes menores se identificaron a las personas mutiladas (6%) y a los sordomudos (3%).[2]

La discapacidad clasificada por grandes grupos de edad de la población, en mayor proporción corresponde al grupo de 15 a 64 años de edad con el 65 por ciento, destacándose principalmente las discapacidades de tipo físico, seguido de la auditiva y/o habla y la mental. En las edades menores de 0 a 14 años (16%) predominan las discapacidades mentales, las auditivas y/o de habla, las físicas y las de tipo visual. En las edades de avanzadas las que se destacan son: las visuales, las físicas, las auditivas y/o de habla y finalmente las mentales.

Para conocer la asistencia escolar de la población de 5 años o más, la encuesta MECOVI formuló la pregunta: “Actualmente, ¿asiste al curso o grado de educación escolar o superior al que se matriculó este año?”. Los resultados permiten clasificar a la población discapacitada en edad escolar de 6 a 19 años de edad según que asistan o no a un centro educativo o especial. El 59 por ciento del total, declaró estar asistiendo a un “centro educativo” y resto 41 por ciento dejó de hacerlo. Los que declararon no estar asistiendo a un centro educativo son los que tenían problemas principalmente de tipo mental, físico y auditivo y/o de habla.

La Encuesta MECOVI 2003, también permite conocer el nivel de instrucción alcanzado por la población discapacitada de 6 a 19 años de edad. La mayor parte de esta población alcanzó el nivel primario de instrucción (43%), seguido de los que cursaron el nivel secundario (12%). La Encuesta también captó, aunque en un porcentaje reducido (1.4%), una población que habría alcanzado el nivel normal de educación superior, que constituyen los docentes normalistas.

Sin embargo, un porcentaje significativo del 41 por ciento, no alcanzó ningún nivel de instrucción del sistema escolar; entre esta población se encuentra mayormente los que tienen problemas auditivos y/o de habla, también los que tienen dificultades de tipo físico y mental.






[1] Instituto Nacional de Estadística. 2001
[2] Encuesta Mejoramiento de las Condiciones de Vida MECOVI. 2003

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